Esta semana estaba leyendo Filipenses y me tope con este versículo:

Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor.

Filipenses 1:14 (RVR60)

Es interesante ver como el ejemplo de Pablo animo a los creyentes en Roma a atreverse a hablar la palabra sin temor. Esto me hace pensar como podemos servir a Dios, no solo en las cosas que hacemos, sino también en el ejemplo que ponemos a los demás creyentes para que lo sigan.

De la misma manera, tenemos también que tener cuidado de no poner un mal ejemplo. Así como nuestra energía y valor por Cristo pueden ser de gran ánimo, también nuestra indiferencia y quejas son contagiosas en una manera destructiva. Esto me recuerda de una ocasión cuando una actividad se volvió negativa por mi mal ejemplo:

En el verano del 2013, todos los ayudantes del campamento Living Waters fuimos a un viaje de fin de verano. Al final del viaje el director del campamento nos pidió al grupo que diéramos nuestros comentarios e impresiones del viaje. Me toco ser el primero en hablar y mencioné todas las cosas que me habían gustado, pero decidí también comentar todas las cosas que no me gustaron o que salieron mal durante el viaje. Después de terminar mi turno, noté como todos los demás ayudantes comenzaron también a enfocarse en los aspectos negativos de la actividad. Ahí me di cuenta que yo había iniciado un ambiente negativo, y como esto tuvo un impacto en los comentarios de todos los demás.

No debemos olvidar que la gente esta siguiendo nuestro ejemplo. Tal vez eres el líder de tu familia o de un ministerio. O tal vez eres el primero en hablar o actuar en alguna situación o actividad. Seamos conscientes de el gran impacto que podemos tener en las otras personas y usémoslo para honrar y glorificar a Dios.

 

Te invitamos a escribir un comentario al final de esta página. Y si te gusto la publicación, compártela en tus redes sociales utilizando los botones de compartir.